Comentario
Dos tendencias heredadas de la tradición arcaica predominan en el primer cuarto del siglo V. Una cultiva la decoración de fondos de copas y otra las escenas desarrolladas en las paredes de grandes vasos. Representantes de la primera son el Pintor de Panaitios, Douris, Brygos y Makrón, y de la segunda el Pintor de Kleophrades y el de Berlín.
Los decorados de fondos de copas hacen gala de un arte exquisito y refinado, no exento de grandeza e ímpetu. El pintor de Panaitios es de los que exhibe un estilo más depurado, línea en la que se inserta y enriquece el Pintor de Brygos. Este se especializa en escenas báquicas, aunque cultivó también otros temas, pues en ellas podía desarrollar con profusión figuras agitadas y convulsionadas por movimientos violentos, como el Dionisos entre sátiros del kylix de la Biblioteca Nacional de París y la Ménade en éxtasis sobre fondo blanco del kylix de Munich. El refinamiento y la elegancia que imprimen a sus figuras estos pintores no están reñidos con la hondura ni con el humor y así lo demuestra Douris en el grupo magnífico de Eos con el cadáver de su hijo Memnón en brazos, sobre un kylix del Louvre, y en una escena de sátiros juerguistas de un psykter del Museo Británico. Así se ve también en las obras de Makrón, cuyo tono jovial y galante las hacía ser, junto con las de Brygos, sumamente solicitadas. El Pintor de Kleophrades y el de Berlín prefieren, por el contrario, los grandes vasos que decoran con escenas más ampulosas. El Pintor de Kleophrades es un vitalista arrollador, un entusiasta de las formas grandiosas. Sus figuras irrumpen con fuerza torrencial y se caracterizan por el trazo firme en los contornos y por la sólida corporeidad; las composiciones son vigorosas y animadas con un toque emotivo. Como a Brygos, le encanta el tema dionisíaco, con el que cosechó éxitos tan ostensibles como el logrado en las Ménades del ánfora de Munich.
Su compañero, el Pintor de Berlín, prefiere espaciar las figuras, para que resalten sobre el fondo negro. Unas veces coloca una sola figura en cada lado del vaso, como en el ánfora de Berlín que le da nombre y, otras, dispone varias figuras como en un friso, modalidad bien ilustrada por un ánfora del Museo Británico decorada con combates entre Aquiles y Héctor y entre Aquiles y Memnón en presencia de dos mujeres que los observan ansiosas.